De no creer
Pero la historia es así, cuando nos enteramos de cosas que pasaron, nos parece imposible que ocurrieran, pero así sucedieron.
Fue en época de Juan Manuel de Rosas, que ofreció nuestras Islas Malvinas a la corona británica en 1824, para salvar una deuda con el Banco Bering Brothers.
El Banco envió a un representante a Bs. As., para negociar, pero ellos rechazaron la propuesta. Esto que resulta tan descabellado, en ese siglo XIX la venta de tierras entre países era muy común. Por ejemplo, en 1803 Estados Unidos le compró, Luisiana, a Francia por 15 millones de dólares. En 1819 España le vendió la Florida a los Estados Unidos. Rusia le vendió en 1867 Alaska a Estados Unidos. En 1903 Colombia le vendió Panamá a los Estados Unidos. La historia hay que entenderla, según su tiempo histórico, de cada etapa y sus costumbres.
Es muy probable que cuando pase un tiempo las nuevas generaciones, no se sorprenderán de cosas, insólitas, que estamos conviviendo, que están sucediendo en cuanto a los experimentos científicos de inteligencia artificial, todo un nuevo desafió, de la robótica, de los cambios climáticos, de inseguridad, y de los valores humanos que se están perdiendo, la falta de la palabra, y muchas veces falta de amor al prójimo, y a los valores de la patria. Pensemos positivamente con esperanza que iremos mejorando y volviendo a deslumbrar como lo fuimos, pueblo con valores humanos.
Que bien desarrolla estas ideas el escritor del diario Víctor Corcova Herrero en: Valorar el sentido común, y Tremendo vacío de corazón.
Teresita Miñones de García