¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos?
SOMOS PRODUCTO DE UN LARGO PROCESO EVOLUTIVO: Un poco de historia evolutiva puede ser interesante para entender por qué en nuestra sociedad moderna del siglo XXI existen problemáticas como la obesidad, enfermedades crónicas como la Diabetes, Enfermedades Cardíacas, Hipertensión Arterial, Dislipemias (Grasas elevadas en sangre), etc.
El cuerpo y la genética del hombre de hoy casi no ha tenido tiempo para producir las adaptaciones genéticas óptimas desde el cambio que se produjo en el medio y la dieta humana en los tiempos paleolíticos (hace 2 millones de años). El nuestro, puede considerarse un cuerpo paleolítico encerrado en un ambiente industrial.
La dieta paleolítica se basaba en vegetales, carnes y pescados. En aquella época, para conseguir el alimento, había que esforzarse físicamente. No existía la abundancia que tenemos hoy en día ni los alimentos Ultraprocesados, elevados en azúcares refinados, harinas blancas, grasas de mala calidad y exceso de sal (sodio).
La alimentación de antes se alternaba entre periodos de abundancia y de escasez de alimentos. Esto llevó a disponer de mecanismos fisiológicos capaces de reservar calorías en forma de grasa corporal para lograr la supervivencia cuando el alimento era insuficiente.
En 2 millones de años el homo sapiens inscribió en su genoma 3 principios inamovibles:
- Comer siempre que haya comida disponible, porque no sabían cuando les iba a faltar comida.
- Preferir Grasa.
- Depositar el exceso calórico como grasa corporal.
Para aquellos días de hambrunas, estas pautas impresas en el ADN del hombre paleolítico permitieron subsistir y perseverar la especie humana. Pero la posesión de esta genética en el hombre de hoy es completamente inadaptada. En nuestros días ya no salimos a cazar para comer, solo necesitamos abrir la puerta de la heladera, levantar el teléfono para conseguir alimentos o directamente enviar un Whatss App, Mensaje Directo de Instagram y hasta tenemos aplicaciones en nuestro teléfono que lo hacen aún más fácil y rápido. Además, tenemos un estilo de vida más pasivo; pasamos muchas horas sentados, trabajando, estudiando, viajando. Se suman a esto las actividades de ocio, que lejos de generar movimiento resultan estáticas: mirar televisión, estar varias horas del día con el celular en mano, computadora, video juegos, ir al cine, teatro, leer, etc.
Te invito esta semana a realizar una práctica que tu organismo agradecerá, te sentirás mucho mejor, tu digestión se optimizará, tus hormonas y tu ritmo circadiano (el reloj biológico que regula nuestro funcionamiento) serán respetados y sentirás menos ganas de picotear y menos “ansiedad” a la hora de comer: REPOSO DIGESTIVO es la herramienta en la cual deberás AYUNAR o dejar una Ventana alimentaria de por lo menos 12 hs entre tu última comida del día y la próxima comida del siguiente día.
Te sugiero que comiences a Cenar mucho más temprano para poder lograr este objetivo! Por ejemplo si cenás entre las 20 y las 21 hs podrás DES-AYUNAR a las 8-9 hs de la mañana.
Intenta realizar un buen descanso, aléjate lo más que puedas de las Pantallas, para disminuir esa estimulación visual y auditiva que puede provocarte mayor insomnio y que te despiertes con esa sensación de no haber dormir bien.
Por: Licenciadas Cecilia Sampieri Giménez y Salome Siomara Galarza