Celos y soluciones en el ambiente laboral
Este particular sentimiento llamado celos, es hijo de las inseguridades que nos habitan, pero que en algunas personas tienen mayor intensidad. Tanto es así que les complican la vida ya que los celos leves o intensos promueven momentos ingratos.
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Pueden estar silenciados un largo tiempo, pero al renacer, modifican la vida cotidiana. Su presencia no es serena, todo lo contrario. Inquieta, oprime, ahoga, duele. Promueve acciones y búsquedas ilimitadas. Bajo su estado agudo, es difícil reposar, tranquilizarse y vivir la vida habitual. Todo queda alterado. Los días y las noches se centran en una duda honda de las personas celosas, dejar de sentirse la persona elegida.
En los celos de parejas (no son los únicos), predomina el temor a no ser queridos/as o ser abandonados. Pero no es una duda que entristezca, todo lo contrario. Es activado por pensamientos de orden persecutorios, debido a que el motor de los celos es la presencia amenazante de otras personas. He aquí el punto neurálgico de los celos: un imaginario triángulo amoroso donde el perjudicado se siente bajo amenaza y por ello sufre estas emociones arrebatadoras. En esta escena triangular, reeditando la trama Edípica del Psicoanálisis, existen dos que se unen y un tercero/a que queda excluido. Estas manifestaciones de celos, lejos de generar pesadumbre o abatimiento, promueven �Sbatallas⬝, cuya expresión popular refiere que cuando los celos ingresan al campo subjetivo, el celoso/a, �Sse pinta la cara para ir a la guerra⬝. Acompañados con herramientas biológicas, tales como el sistema endócrino que incrementa su producción de cortisol, desde las glándulas suprarrenales llevando al frente del combate a las guerreras adrenalinas, preparadas ellas para los tiempos bravos como estos, y también los pacíficos.
Haré mención ahora a otra categoría de celos. O mejor dicho, a celos que nacen en otros vínculos y contextos. Los celos de hermanos, que si bien no se parecen a los de los amantes, son también filosos. Ellos surgen en la niñez donde se presentan descarnados hasta que la evolución los hace más pensantes pero no con ellos menos perturbadores y/o dañinos. Los hermanos que no han logrado disolver esta fuente de competencia por el amor de los padres y convencidos de merecer una mejor porción en el reparto amoroso, mantienen a lo largo de los años una relación que no se rompe pero siempre está bajo amenaza, lo que recrudece en los tiempos posteriores al fallecimientos de los padres debido a la inevitable sucesión que deben acordar.
Existe otra variedad de celos. Los que nacen en el ambiente laboral. Lugar donde se convive largas horas del día y por largo tiempo con compañeros/as, jefes y otras jerarquías. Siendo un espacio productivo, donde los quehaceres cotidianos tienen objetivos específicos y en el cual cada trabajador es el posibilitador de alcanzarlos, no son pocas las veces que se desatan conflictos de orígenes diversos. Uno de ellos son los que nacen debido a partir de los celos. Esto se debe al marco que nutre los lugares de trabajo, donde inevitablemente se entrecruzan corrientes afectivas, de cercanías o distancias, de empatías o antipatías. En el cual influye el modo que ejercitan los mandos, sus jerarquías, quienes además de conducir las gestiones y acciones pertinentes, también deben necesariamente liderar el clima laboral que en ese medio ambiente circula. Cierto es que no está a su alcance involucrarse en las personales cercanías afectivas o disputas que surgen en el personal, pero si debe estar atento a que dicho clima de trabajo sea ameno, distendido y por cierto, productivo. Es decir no alcanza con lograr los objetivos que las direcciones o gerencias proponen, sino además que sea a través de un ambiente de trabajo agradable, placentero y satisfactorio.
¿Cómo distinguir que son los celos los productores de conflictos? Estos se expresan de manera sutil y en ocasiones, en formas explícitas. Existe en el personal que poseen estas emociones una constante competencia que produce rispidez entre ellos/as, así como disputas por temas menores, que llaman la atención. Adquieren visibilidad y es competencia de las jerarquías, distinguirlos y promover acciones para disolverlos. Como sucede en otra categoría de celos, lo que se pone en juego es la centralidad que el trabajador ocupa, o desea ocupar en su ámbito de trabajo. Lo que significa, cuánto es valorado, reconocido y estimulado por sus logros. Cuando las personas celosas entre sí, aprecian que los beneficios son de otro/a y no de uno/a, es cuando se incrementa el malestar y quejas, que pueden adquirir en la rivalidad con su par, niveles de conflictos. Los/as trabajadores/as con celos entre sí, disputan no solo la obtención del mejor trabajo a realizar, medido no solo con la categoría de trabajos importantes, sino también asociado a los beneficios supuestos o reales que algunos de ellos imponen.
Estas lecturas subjetivas de las tareas que realizan, le agregan mayor intensidad a la rivalidad y son las que conducen a peleas, malos tratos y alteración del clima laboral, que invita al resto a tomar partido por algunas de las posturas. Aun cuando la mayoría de los compañeros/as no se asocie, el clima laboral se altera y es responsabilidad de los superiores, recuperar armonías y distensión.
Son las palabras jerárquicas las que ubican a quienes disputan centralidad y reconocimiento y recuperan el buen ambiente de trabajo. Es recomendable para ello:
Realizar reuniones grupales para hablar de las causas del malestar.
Serán Personalizadas, cuando la tensión es elevada.
El objetivo inicial es expresar el origen de las discusiones y encauzarlas hacia planos racionales que eliminen las tensiones.
Desarrollar luego un intercambio grupal con todo el Equipo de Trabajo para puntualizar los aspectos Fortalecidos y las Dificultades a resolver.
Finalmente, desde las Jerarquías se deben promover pautas de Valorización de todo el Personal, donde el reconocimiento de los logros no puede estar ausente.
