Bajo el peso de un pasado olvidado
Puede ser que despierte la curiosidad de algún turista. Puede ser que a los niños con imaginación les parezca que son �Sbrazos en alto sosteniendo un cable largo que cruza el río⬝.
Pero para la mayoría de los concordienses, simplemente, está ahí. Es parte del paisaje costero, como el muelle de Salto, el río o la salida del sol. No se lo plantea. A lo sumo se presupone que tiene que ver con la represa. Pero no. Esa línea eléctrica que cruza el río cerca de la Playa Nébel es mucho más antigua aún.
A excepción de algún memorioso jubilado del rubro de la luz y de la fuerza, se desconoce que es uno más de los mudos testigos del pasado productivo que la ciudad supo tener. Un tiempo en el que la Cooperativa Eléctrica de Concordia llegó a ser el primer exportador de energía eléctrica del país. Si, así como suena. No solo generaba energía para la ciudad, sino que también le vendía a Salto (con autorización del Poder Ejecutivo Nacional, mediante el Decreto N° 51 de 1968).
No se tiene dimensión de la altura de esas torres que están en la orilla, que a simple vista casi triplican la del árbol más añoso del lugar. Aún si se investiga, sigue siendo un dato desconocido. Sólo se sabe que fue calculada para garantizar que, aun con una crecida como la del �"59, los cables seguirían colgando a más de 25 metros por encima del agua.
Ahora, que la nueva costanera Nébel pasa por debajo de esa mole, se debería prestar más atención. Pero, la obra de la costanera se lleva todas las miradas. ¿A quién se le ocurriría mirar hacia arriba? Además, a diferencia de las torres de la otra orilla, que están en terreno alto y despejado, las de este lado están ocultas por una frondosa vegetación.
La maleza cubre las bases de ambas torres: la de elevación (la de la orilla) y la de suspensión (la más baja, que está unas 4 cuadras ciudad adentro y que es la que amarra los 3 cables de casi 1.400 metros que cruzan el río).
Tal vez sea la inquietud de algún niño la que se pregunte: �S¿No se cansan los brazos gigantes de sostener esos cables tan largos?⬝.
�SSostenerlos en vano, porque hace 54 años que ya no transportan energía⬝, podría agregar el jubilado memorioso.
Hasta un escritor inquieto, sin dejar de ser poético, podría ponerse a reflexionar:
�SMareadas por las crecientes, hartas de temblar ante los rayos y soportar vientos, despojadas de su pintura protectora, soportando que le cuelguen aparatos de comunicaciones para las que no fueron pensadas⬦ ¿alguien se ocupa de velar por la fortaleza y la integridad de las torres?, ¿alguien se asegura de que no pierdan el equilibrio y dejen caer todo el peso del olvidado pasado sobre las tierras que las vieron surgir?
¿Alguien, al menos, sabe que están ahí y que tal vez necesiten ayuda?
De Marta Fabiola Müller
�SREFLEXIONES TARDÍAS⬝