Murió Ricardo “Chiqui” Pereyra, la voz emblemática del tango argentino

La triste noticia fue confirmada durante la madrugada por su hija Paula, a través de un sentido mensaje publicado en redes sociales. “Sabiendo que ya muchos se enteraron, con todo el dolor del mundo debo comunicarles el fallecimiento de El Chiqui. El milagro que no llegó, el pronóstico que era predecible pero aun así no perdíamos la fe”, escribió, reflejando el profundo dolor de la familia.
El accidente que desencadenó el desenlace ocurrió en su hogar, cuando el artista cayó de una escalera. Desde entonces, su estado de salud mantuvo en vilo no solo a sus seres queridos sino también a colegas, seguidores y a toda la comunidad tanguera. Pereyra fue trasladado de urgencia a un centro médico de la ciudad de Buenos Aires, donde ingresó en estado crítico y con pronóstico reservado.
Durante los primeros días, la familia eligió comunicar cada novedad con prudencia y sinceridad. “Si bien el cuadro es crítico, no nos queda otra que aguardar mínimo 48 horas donde los médicos irán monitoreando su evolución o involución”, explicaron, agradeciendo al mismo tiempo las innumerables muestras de afecto y pidiendo comprensión ante la imposibilidad de responder cada mensaje.
El lunes 8 de diciembre se informó que el cantor había sido intervenido quirúrgicamente y que había superado la cirugía, aunque el pronóstico seguía siendo reservado. El alivio fue momentáneo. La espera, larga y angustiante, se transformó en una vigilia colectiva marcada por la fe y la esperanza. “Solo queda esperar y confiar en Dios, el universo y toda la buena energía de ustedes”, expresaron sus familiares en uno de los últimos comunicados.
Ricardo “Chiqui” Pereyra había nacido el 26 de junio de 1951 en General Roca, Río Negro. Desde muy joven encontró en la música un refugio y un camino. Sus primeros pasos artísticos los dio en grupos de folklore de su ciudad natal, donde comenzó a moldear una voz que, con el tiempo, se volvería inconfundible.
El punto de inflexión en su carrera llegó en 1978, cuando una selección de nuevas voces lo llevó a la televisión. Con apenas 27 años se trasladó a Buenos Aires para participar del histórico programa Grandes Valores del Tango. Su talento fue tan evidente que los directivos tomaron una decisión poco habitual: retirarlo de la competencia para incorporarlo directamente como profesional. Desde entonces, integró el elenco estable del ciclo hasta 1992.
También formó parte de Botica de Tango, otro clásico de la televisión argentina, donde participó hasta 1988. Su calidez interpretativa, su timbre personal y su respeto por la tradición lo convirtieron en un referente indiscutido del género. En 2007, su trayectoria fue reconocida con el Premio Santos Vega al mejor intérprete masculino de tango.
A lo largo de su extensa carrera, Chiqui Pereyra llevó el tango a escenarios de todo el país y del exterior. España, Estados Unidos y Chile fueron algunos de los destinos donde su voz encontró públicos atentos y emocionados. Cada presentación era una celebración del género y de su identidad artística.
La partida de Ricardo “Chiqui” Pereyra deja un vacío imposible de llenar en el tango argentino. Mientras familiares, amigos y admiradores le dan el último adiós, su figura se agiganta como símbolo de perseverancia, pasión y amor por la música. Su voz, esa que supo decir tanto con cada verso, seguirá sonando como huella imborrable de los verdaderos artistas.