El guazuncho
El guazuncho (mazama gouazoubira), también conocido como viracho, corzuela parda, guasuvira, asu vira, sachacabra o urina, es un cérvido de tamaño mediano, que no constituye harenes, normalmente se ven ejemplares solitarios o en parejas, de hábitos territoriales. La marcación territorial puede hacerse frotando las glándulas preorbitales en las ramas, por defecación o por señales hechas con las astas sobre los troncos de los árboles. Su carácter territorial provoca duros enfrentamientos entre ejemplares machos. Su hábitat se extiende por Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay. En La Argentina, su territorio se concentra en las provincias de Córdoba, San Luis, y Entre Ríos.
Como las demás especies de cérvidos, los guazunchos son herbívoros, se alimentan de plantas que encuentran en los claros o en los alrededores de los bañados que frecuentan.
Cuando se sienten en peligro, como medio defensivo ante sus depredadores, estos animales desarrollan una gran capacidad para la huida. Permanecen siempre alertas y se desplazan con un andar lento y cauteloso, con el cuerpo agazapado. Al verse amenazado, también, suelen introducirse en la vegetación o producen sonidos de alarma golpeando el suelo con las patas delanteras al tiempo que emiten bufidos nasales para advertir a otros miembros de la especie.
Su coloración es baya parduzca, sepia o pardo grisáceo, tienen una cría por camada, estas son de color pardo oscuro con manchas blancas que persisten hasta los 4 a 6 meses.
Los machos muestran un par de astas simples, los cuales renuevan anualmente, orientadas ligeramente hacia atrás y sin ramificaciones. Los adultos llegan a tener una alzada de aproximadamente 70 cm. y un peso de hasta 30 Kg.
En la provincia de Entre Ríos, es una especie protegida desde el año 2018, cuando fue declarado como monumento natural de nuestro terruño mediante la Resolución 679/18.
En el Parque San Carlos se los suele ver pastando en los vallecitos, donde halla pasturas tiernas. Normalmente se los puede observar solos o también un miembro adulto acompañado de la cría, siempre atentos a cualquier movimiento.
El mayor riesgo para la proliferación de esta especie en San Carlos son los seres humanos por la caza ilegal, y los perros de gran porte que, ya sean callejeros o descuidados por sus propietarios, llegan a herir o hasta matar a estas hermosas especies de nuestro parque.
Y recuerden, a los habitantes del parque, los cuidamos entre todos.
Marcelo Cortiana
Mesa Amigos del Parque San Carlos