Receta para un mágico día
A mi entender, aquello que nos permite ver más allá es otro sentido, distinto y de tanto o más valor que los otros. Este sexto sentido o facultad, nos permite ver irrealidades, palpar fantasías y manufacturar quiméricos sueños. Infortunado aquel que, en la vida, solo ve la realidad.
San Carlos o el parque Rivadavia, paraje hermoso que los que viven en Concordia y sus alrededores tienen a mano, posee un enorme hechizo, en el rondan todavía seres que ya no pertenecen al mundo terrenal, Eduardo Demachy, Antoine de Saint Exupéry, José Gervasio Artigas y gran cantidad de empleados de la casona y obreros de las fábricas de embutidos y hielo. Estos fantasmas llevan al lugar a un estado sobrenatural y hacen que sus aires sean peculiares.
Precisado esto, me voy a permitir darles una sencilla receta para un mágico día:
Hurte una tarde, donde el Dios febo capitanee,
y no permita que alguien consiga nublársela,
llene hasta el borde a sus bolsillos con fantasía,
si no dispone, a cualquier niño pídasela.
Ponga sus pasos rumbo San Carlos plácidamente,
cuando aterrice busque una loma para acampar,
ya ubicado sobre la cima saque el delirio
y desenvaine a sus sentidos para soñar.
Al poco tiempo vera siluetas que se desplazan
de un lado a otro como si nada por el lugar
son los soldados de José Artigas que han regresado
o los obreros del saladero por trabajar.
Si tiene suerte, como recuerdo que yo he tenido,
o si es tremendamente importante su frenesí,
desde el palacio vera que salen parlamentando,
amablemente Don Demachy con Exupéry.
Trague despacio sintiendo el dejo de estos sucesos
y con un vino de buena cepa deslícelo,
después encierre lo que ha vivido con doble llave
tras las paredes alborotadas del corazón.
Ya de regreso no cuente a nadie lo que ha vivido,
los cuerdos temen lo que es costoso de traducir
y si se enteran que usted es hombre que ve lo oculto,
será mal visto y tal vez lo excluyan igual que a mí.
Alcides Padrón
LA CREACI�N
Dios creó los cielos y la tierra en seis días y dicen que en el séptimo descansó, bendijo y santificó
Mirando con atención, vio que todo estaba desordenado y en tinieblas, para enmendar eso dijo, hágase la luz y la luz se hizo y comprendió que la luz era valiosa y separo la luz de las tinieblas. Para superar el vacío, forjó a Adán, el primer humano y le dio dominio sobre los animales, de Adán engendró a Eva, la primer mujer y a ambos los colocó en el Jardín del Edén.
El todopoderoso, ante su creación, se queda meditando y meditando se da cuenta que le falto plasmar la amistad y la rivalidad, el amor y el odio, la alegría y la tristeza, el triunfo y la derrota, el miedo y el valor, la destreza y la impericia, la agresión y la caricia, el sacrificio y la comodidad, la pasión, la emoción y el desengaño.
Entonces inventó la pelota de futbol.
Alcides Padrón