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    Publicaron un libro que reúne los textos de Gabriel García Márquez sobre Macondo

    Camino a Macondo. Ficciones 1950-1966, publicado por Literatura Random House, propone un itinerario que abarca de la aparición de Macondo en los primeros cuentos hasta su consolidación en novelas como La hojarasca, El coronel no tiene quien le escriba o La mala hora.

    10 de febrero de 2021 - 08:39
    Publicaron un libro que reúne los textos de Gabriel García Márquez sobre Macondo
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    El pueblo polvoriento, que se consume entre el calor y los aguaceros bíblicos del trópico, es uno de los espacios imaginarios más emblemáticos de la literatura universal. �SYo nunca me olvido de quién soy; soy el hijo del telegrafista de Aracataca⬝, decía el colombiano Gabriel García Márquez (1927-2014), ligando la figura del padre y el lugar donde nació a su identidad. El principal alimento del escritor fue su abuelo fabulador y contador de historias épicas, y una abuela de imaginación desbordante y casi mística. La palabra �SMacondo⬝ quedó grabada en su memoria el día que la vio a la entrada de una plantación bananera. El volumen cuenta con un excepcional prólogo de la cronista y escritora mexicana Alma Guillermoprieto. La edición del libro estuvo a cargo de Conrado Zuluaga, experto en la obra del Premio Nobel de Literatura. �SGarcía Márquez sostuvo en diversas oportunidades que para escribir cada libro primero había que aprender a escribirlo, y solo entonces enfrentarse a la máquina de escribir. A él le tomó casi veinte años ��vivir�" en Macondo para aprender a escribir su novela Cien años de soledad⬝, recuerda Zuluaga. �SAl igual que un colono, debió desbrozar un camino, apropiarse de un espacio y perfilar, al menos, algunos rasgos de los personajes que lo habitarían⬝. El escritor colombiano se inició en la literatura y el periodismo casi al mismo tiempo. �SLa tercera resignación⬝, su primer cuento, apareció en septiembre de 1947; sus inicios como periodista fueron ocho meses más tarde en Cartagena. En 1950 era columnista de planta del diario El Heraldo de Barranquilla; firmaba su columna �SLa Jirafa⬝ con el seudónimo de Septimus.

    �SLa casa es fresca; húmeda durante las noches, aun en verano. Está en el norte, en el extremo de la única calle del pueblo, elevada sobre un alto y sólido sardinel de cemento⬝. Así comienza �SLa casa de los Buendía (Apuntes para una novela)⬝, publicado el 3 de junio de 1950 en el número 6 la revista Crónica, un semanario deportivo-literario de vida efímera.

    En ese mismo mes, en su columna de El Heraldo salió un texto titulado �SLa hija del coronel⬝ (vuelve a repetir �SApuntes para una novela⬝), pero no firmó como Septimus sino como Gabriel García Márquez. Durante el mismo año aparecieron �SEl hijo del coronel⬝ y �SEl regreso de Meme⬝, el 23 de junio y el 22 de noviembre respectivamente, indicó Página12.

    La primera sección del libro, titulada �SLos primeros textos⬝, se completa con �SMonólogo de Isabel viendo llover en Macondo⬝ (revista Mito, octubre-noviembre de 1955), �SUn hombre viene bajo la lluvia⬝ y �SUn día después del sábado⬝, que se publicó por primera vez en 1954 y que forma parte del libro Los funerales de la Mamá Grande (1962), donde aparece por primera vez la palabra Macondo. Un joven desciende del tren que llega al pueblo y al ver al cura piensa sin ninguna lógica aparente que si hay cura en ese pueblo también debe haber un hotel, y entra a un establecimiento sin mirar -dice el texto- la tablilla que anuncia: �SHotel Macondo⬝.

    En el prólogo de Camino a Macondo, Guillermoprieto analiza los textos reunidos. �SDecía García Márquez: ��Los costeños somos los seres más tristes del mundo�", y por lo menos en la épica macondiana de los primeros cuentos la tristeza, la amargura y el rencor son la constante �afirma la cronista y escritora mexicana-. En los cuentos de esta antología hay mujeres embarazadas, gastadas y flacas, que llevan años con su pareja y no son deseadas por nadie. Hay, sobre todo, hombres y mujeres encerrados en la triste lealtad del matrimonio. Hay no solo muerte, sino también, insistentemente, podredumbre. Una vaca muerta se queda atorada en la ribera del río y a lo largo del relato se va inflando y pudriendo hasta llenar todo el pueblo de un olor insoportable. Un niño es obligado por su abuelo y su madre a ver el cadáver de un ahorcado que tiene la lengua mordida y de fuera. Se imagina, con los detalles que produce el espanto, cómo se habrán quedado encerradas en el ataúd las moscas que han llegado en busca del cadáver⬝.

    Los textos anteriores a Cien años de soledad (1967) muestran el trabajo de construcción de �Sese mundo alucinado de ficción que tiene la ambición de ser real⬝. En el prólogo del libro Guillermoprieto, lúcida y exquisita escritora, despliega una frase de resonancia ilimitada para el hijo del telegrafista de Aracataca: �SEl presente es un fantasma y lo que está más vivo es lo que ya murió⬝.

    Fuente: Página12

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