Jóvenes que hoy son madres, dignas de homenajearlas y recordarlas
Esta historia real, comienza en el 2005, cuando en un Congreso de Danzas, se conocen dos profesoras, que se unen, en un proyecto en común, para realizar Intercambios de Arte, Educación, Cultura y Turismo, entre Argentina y Ecuador.
Ellas fueron las profesoras Guadalupe Chaves, y Teresita García de Costa. Dicha profesora fue primeramente a conocer Ecuador, y allí planearon el proyecto al ritmo de los anhelos, y en agosto viajaron a Concordia 12 jóvenes de dicho país durante un mes, a traer sus danzas, su cultura, sus costumbres, y bailaron en 9 colegios teniendo charlas informativas y educativas de su país. Además, conocieron nuestras cataratas de Iguazú, Salto R.O del Uruguay y Capital Federal CABA.
En enero del 2006, 11 jóvenes de Concordia y una jovencita uruguaya viajan a Ecuador y así se concreta la ''Primera Aventura Artístico Cultural''. Fue el primer Intercambio latinoamericano. Así unieron lazos de arte y amistad a través de la danza juvenil. Ellas fueron Gabriela Cumbetto, Martina Kaplan, María Paz Malher, Agustina Pessolani, Camila Pietrantueno, Luisina Rossato, Florencia Sterchina, Carolina Tisocco, Janet Wasserman, Victoria Costa, y la uruguaya Lucia Tenca, alumna de la profesora Roxana López.
Acto seguido, al regreso, fue toda una importante movida cultural tanto en aquel país, como en el nuestro. Diarios, revistas, en radios, y televisión, se hicieron eco de dicho acontecimiento, allá llegaron a salir en tapa de la revista más importante de Quito -�SEl Comercio �S- y en varios diarios. Acá también fueron recibidas como las ⬝Primeras Embajadoras Culturales de Concordia⬝, consideradas por nuestra Municipalidad y por la Intendencia de Salto. En el programa de Canal 2, de la recordada periodista digna de destacarla, Beatriz Abalos, que tanto hizo por Concordia, les hizo unas notas, donde contaron toda la experiencia exitosa que vivieron. Llevaron nuestras danzas, nuestra cultura, costumbres, paisajes, y conocieron dicho país habiendo actuado en teatros, universidades, trayendo el conocimiento de esos paisajes, y costumbres tan distintas al nuestro.
Y pasaron los años, y siempre se mantuvieron estos importantes intercambios, solo cortados por la pandemia de dos años. Este año se retomó con un grupo, que viajó en enero. Ellos fueron alumnos de distintas filiales de nuestro Instituto organizador ⬝Orange Jazz⬝. De Villaguay de la Prof. Zulma Puppo, de Federal de la Prof. Laura Cánovas, de la R. O. del Uruguay, de Salto, de la Prof. Lucía Tenca y de Paysandú, de la Prof. Verónica Samurio y de Concordia, de la Prof., Teresita García de Costa. El grupo estuvo formado por Trinidad, Paz, Matías, Selene, Micaela y Máxima, que volvieron contentos todos, con la experiencia vivida.
A Máxima Barreto, que fue nuestra representante, le pregunté por su experiencia, y se las trasmito, pues creo es importante este intercambio desde el punto de vista de una jovencita. El esfuerzo que significó de cada profesor, y de sus dos profesoras responsables organizadoras. El acompañamiento y el apoyo de sus padres y sus familias, que hicieron posible esto se concretara.
Ella dijo así: �SLlegamos al aeropuerto de Quito el 9 de enero y tuvimos un recibimiento hermoso, con carteles, rosas y regalos, por parte de las familias ecuatorianas, donde íbamos a vivir durante un mes. Ya al día siguiente comenzamos con clases con distintos maestros, y de distintas modalidades, de clásico, moderno, jazz y danzas típicas nacionales. Nosotros a su vez les dimos clases, a los alumnos de ellos, pero nos sentíamos con poca resistencia, hasta acostumbrarnos a los cuatro mil metros de altura, que nos apunaba. Por las ventanas de las clases veíamos que estábamos rodeados de 17 volcanes nevados y algunos estaban activos, y también cerros allí en el valle de Pichincha. Seguidamente bailamos en un Colegio Liceo Internacional y posteriormente en cuatro colegios más, siempre siendo muy bien recibidos.
Durante todo el tiempo fuimos impregnados de gran parte de su cultura y sus costumbres. Disfrutamos de los deliciosos platillos típicos, como ser el tigrillo, el ceviche, las empanadas de morocho, la fritada, base de carne de cerdo, pero no frita cocinada con agua y jugo de naranja, y especias hasta que se haya consumido.
Recorrimos también paisajes que parecían irreales. Realizamos deportes extremos como atravesar el río por una tirolesa, en una cascada, Manto de la Novia y Manta con playas de agua templada del Pacífico. Fuimos a la mitad del mundo en Otavalo, de la provincia de Imbabura, la que se destaca por los ponchos y por su artesanía. Ese lugar está en latitud O O O del planeta tierra reconocido por los franceses en 1736. Allí nos sacaron muchas fotos y personalmente me gustó, saltar con una pierna en el hemisferio sur y otra en el norte, increíble. La gente vive su vida muy tranquilos. Ya casi al regresar tuvimos en la Cámara de Comercio nuestra última presentación ante numeroso público. Bailamos nuestros bailes y los que aprendimos allá, junto a todos los alumnos del Instituto de la profesora Guadalupe Chaves y terminamos con bailes regionales de ellos, con vestuarios típicos, ecuatorianos de indumentarias tradicionales, y recibimos muchos aplausos con gran calidez. Todo esto hizo que mi experiencia fuera algo hermoso, que me sucedió en mi vida por todo lo que aprendí, y agradezco enormemente al Instituto Orange Jazz y a Teresita, la oportunidad que me brindó, en prepararme en todo este tiempo tan enriquecedor�S.
Así finalizo explicándoles, como con el Arte de la Danza se puede llegar lejos, llevando el nombre de Concordia, de Entre Ríos y de Argentina, a través de jóvenes dispuestos a enfrentar diferentes culturas. Aprender a relacionarse con otros países, llevando nuestra cultura y hacer conocer nuestro país, y nuestra ciudad, junto a nuestros hermanos uruguayos, y alumnos de nuestras filiales, uniendo de esta forma tres países gracias a la Danza.
Teresita Miñones de García