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    Alicia o la ilusión de un mundo de maravillas

    ENTRE PÁGINAS Y PANTALLAS

    18 de mayo de 2024 - 10:00
    Alicia o la ilusión de un mundo de maravillas
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    Charles Lutwidge Dodgson había nacido en Daresbury, Cheshire en el condado de Chester el 27 de enero de 1832. Chester se encuentra en el Centro Oeste de Gran Bretaña y en ese condado nacieron el cantante Harry Styles y los actores Pete Postlethwaite y el último James Bond, Daniel Craig.
    Dodgson trascendió por su seudónimo, el que le conformó a partir de traducir sus propios nombres, en primer lugar, al latín: Carolus y Ludovico y luego invirtiendo el orden, volvió al traducirlos nuevamente al inglés, conformando el Lewis Carroll con el que universalmente fue conocido.
    De orígenes irlandeses, su familia era conservadora y pertenecía a la clase alta, por lo tanto, sus miembros se dedicaron a las profesiones típicas de la época en ese estrato social: la iglesia o el ejército.
    El propio autor ha dejado trascender que el argumento de su novela más conocida la había generado en una excursión en barca por el río Támesis, que compartió con un amigo, el reverendo Robinson Duckworth y las hermanas Lorina, Alice y Edith Lidell, tres niñas, hijas del matrimonio Lidell. En esa oportunidad, Carroll contó una historia, que atrapó a Alice, y ésta le pidió que se la escribiese. Henry Lidell, el padre de las chicas, era decano del colegio Christ Church de Oxford. El matrimonio Lidell, por otra parte, fue amigo de Carroll durante muchos años.
    Como curiosidad cabe acotar que en el gran salón comedor del colegio Christ Church se han filmado varias escenas de las películas de Harry Potter. Incluso entre los retratos que se encuentran en sus paredes, hay uno de Carroll quien estudió, enseñó y vivió en ese lugar.
    Retornando a los paseos mencionados, éstos eran frecuentes, en ellos Carroll narraba cuentos que fueron conformando un manuscrito con ilustraciones por él realizadas. En las navidades del 1862, con el nombre de “Las aventuras subterráneas de Alicia”, se le regalo a Alice Lidell. Siempre se ha considerado que esta niña fue la que inspiró a la Alicia del libro, pero esto no fue reconocido por el autor.
    Lewis Carroll ya había publicado poesía y cuentos satíricos, con grandes dosis de humor, sumándoles retruécanos, juegos verbales y de lógica. Era diácono y manifestaba un interés por la fotografía. 
    La fotografía había comenzado a difundirse al final de la década de 1830, a partir de la investigación de Joseph Nicéphore Niépce, en Francia. Esa actividad le permitió a Carroll vincularse con sectores sociales de nivel económico más elevados y la desarrolló desde mediados de la década de 1850 y hasta los ´80, en que la abandonó, estimándose que habría tomado más de 3000 fotografías. Muchas de ellas a niñas menores de edad, hijas de amigos como modelos infantiles, y en ocasiones, desnudas, impresiones que, destruyó personalmente. Una de ellas fue Alexandra Kitchin, hija del decano de la catedral de Winchester a la que fotografió cincuenta veces desde los 4 hasta los 16 años.
    Estos antecedentes hicieron conjeturar, más de un siglo y medio después, la posibilidad que Carroll se hubiera visto involucrado en pedofilia. Así, Roger Taylor en 2002 se aproxima al tema en su libro “Lewis Carroll & 8211, photographer” y en 2013, Servando Rocha para su editorial La Felguera publicó “El hombre que amaba a las niñas. Correspondencia y retratos” y afirma “Este es uno de los mayores misterios de la literatura contemporánea y también una de sus más enconadas polémicas (…) el libro recoge la mayor colección de cartas (…) e ilustra la gran obsesión del gran escritor por las niñas y su infatigable intento por retratarlas, en numerosas ocasiones, “con su vestido favorito hecho con nada”. “Su pureza” según su particular visión, debía mostrarse desnuda”.
    No obstante, nunca trascendió ninguna referencia concreta respecto a maltrato o abuso por parte del autor, más allá del curioso y extraño interés que expresara Carroll por fotografiar niñas desnudas.  La BBC exhibió en el documental ”El mundo secreto de Lewis Carroll” en 2015, una imagen que fue encontrada en un museo francés,  de Lorina, la hermana mayor de Alice, de frente, totalmente desnuda.
    “Alicia en el país de las maravillas” fue finalmente publicado en 1865, ante la insistencia de los amigos de Carroll y contó con ilustraciones de John Tenniel. El primer nombre que había considerado era el mismo del manuscrito que había acercado a Alice, “Alice´s Adventures Underground”, Luego lo convirtió en “La hora de Alicia en el país de los elfos”, hasta que se decidió por el nombre definitivo.
    El libro que tuvo una importante aceptación al momento de la publicación, a pesar de lo disparatado e insólito de las situaciones que vive Alicia, siendo niña. Alicia procura afrontar las dificultades y vivencias sin ayuda de mayores, con una posición y mirada inocente pero sin prejuicios, en una sociedad rígida y conservadora como era la de Inglaterra de mediados del siglo XXIX. Ese mundo que transita la protagonista, es onírico y está repleto de desafíos, y en la confrontación con el egoísmo y la violencia de los adultos. 
    Jorge Hernando Cadavid en “Lewis Carroll: la lógica de la imaginación” expresa que la capacidad intelectiva de Carroll “le permitió descubrir el modo de expresar literalmente el mundo complejo y emotivo de los niños, su lucha por adaptarse al rígido orden de los adultos”.
    A finales de 1871 publicó la secuela “Alicia a través del espejo y lo que Alicia encontró allí”, que contó, también, con la participación de John Tenniel. En este caso, en vez del mundo subterráneo, son las aventuras de Alicia al atravesar el espejo.
    El propio autor ha aceptado que los relatos de Alicia están abiertos a todo tipo de interpretación. Por ello su obra atrae tanto a filósofos analíticos como a los poetas surrealistas. El libro no escapa al absurdo y al sinsentido, y es el libro infantil más vendido en Gran Bretaña.
    La influencia de Carroll ha sido significativa, incluso ha sido considerado como uno de sus precursores, por los miembros del selecto y hermético grupo de OULIPO (Taller de Literatura Potencial, según sus siglas en francés) al que han pertenecido o continúan perteneciendo, escritores como Raymond Queneau, Italo Calvino, Georges Peret, el argentino Eduardo Berti, y respecto al cual Julio Cortázar siempre tuvo la intención de participar. 
    Por otra parte, ha sido repetidamente adaptado para cine y televisión, llegándose a contar más de 100 expresiones artísticas, destacándose entre ellas, la versión animada de Disney de 1951 y tal vez, la más original y lograda, la dirigida por Tim Burton en 2010. Por otra parte, Burton fue el productor de “Alicia a través del espejo”, de 2016, dirigida por James Bobin.

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    Gustavo Labriola
    Gustavo Labriola
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