Milei de Mesías a Rockstar mundial, o un experimento que puede terminar mal
Por Damián Peinado, experto en finanzas
Luego de años de fracasos los argentinos en su mayoría ven en Milei una oportunidad de dejar atrás una forma de hacer política y llevar adelante el país, que ya no va más, y eso es un dato de la realidad, que las urnas de diciembre reflejaron, no deja a lugar a dudas el estado deplorable de las cuentas que dejó el peronismo. Es verdad que esta expectativa está basada en la fe, en que este “Mesías”, nos saque de este pozo de décadas de malas políticas, y en una actualidad que, si bien todos perciben que estamos mal, la sociedad cree en gran parte, que vamos en la dirección correcta, y vamos a estar mejor.
El “estamos mal” no es porque sí, sabemos que es parte de la herencia de 20 años de hacer mal las cosas, y que ahora se agregan las duras medidas que se han debido tomar, y son una fuerte decisión de “tomar el toro por las astas”, y finalmente llevar a cero el déficit fiscal, el claro origen de la inflación, madre de todos los males de los argentinos.
Aunque muchos ven como un experimento que alguien como Milei, sin apoyo en el congreso y siendo alguien nuevo en el mundo de la política puede desactivar esta bomba en tiempo récord, dentro de los primeros meses de romance con la gente que lo votó o espera que algo cambie, y la incertidumbre de hasta qué punto estará dispuesta a aguantar un fuerte deterioro de la economía familiar y de las empresas en la economía real. Pero la receta es conocida, no hay experimento aquí, se están usando estrategias ortodoxas bien conocidas, para licuar los pesos y el gasto, en función de enfriar la economía, bajar déficit y la inflación. La duda pasa por cuánto tiempo tardará en acomodarse la macroeconomía y cuánto la sociedad aguante la dureza del momento a transitar de varios meses, y seguir creyendo que hay luz al final del camino. Y esta duda es planteada no solo por la oposición que sabemos se sienta en silencio, esperando que todo se desplome y en el caos social, puedan volver a tomar las riendas, sino también es una pregunta que se hace el mismo FMI. Y es algo que el gobierno está tomando nota, y ve con cierto beneplácito que la dirección de la inflación es a la baja, aun en marzo, mes recalentado por inicio de clases y aumentos de transporte y servicios de energía.
En el discurso al congreso del viernes 1 de marzo, fecha importante históricamente donde el presidente de turno se dirige al congreso, Milei decidió redoblar contra los gobernadores y la casta política como símbolo del enemigo a vencer por los argentinos, o sea todos aquellos que se oponen al cambio. Esto incluye no solo a políticos sino artistas y personajes famosos que se han beneficiado de un estado que gasta en forma desmedida y aumenta el déficit con gastos superfluos mientras la sociedad se hunde. El presidente sabe elegir las palabras y lo hace en forma cinematográfico, sabe cómo ganar espacio en la agenda imponiendo los temas, usando palabras descarnadas con estilo feroz, con el mismo estilo que usa en Twitter, donde usa las frases como balas a todo aquel que se le oponga. Este estilo comunicacional locuaz, agresivo, y rebelde junto con su look desenfadado, lo ha hecho sobresalir, y ser aclamado como un “rockstar” en atriles internacionales como Davos o mismo en USA, siendo elogiado por líderes internacionales como Trump y Meloni de Italia, construyendo así una marca que rompe fronteras, contra la izquierda, enarbolando un discurso bien pergeñado, de cómo las mismas políticas socialistas son las que generan los mismos males por los cuales dicen luchar en contra, como la pobreza la desigualdad, etc.
Argentina es el ejemplo perfecto de ello, no es un producto del lenguaje o la imaginación teórica, sino la cruel realidad que azota al país, golpeado por políticas populistas que han generado enorme atraso y serios problemas económicos y sociales en un país que supo ser considerado potencia en otro siglo.
Pero esta apariencia de Milei como el loco que está dispuesto a dar pelea a todo el que se cruce, tiene detrás a un banquero experimentado, formando en J.P. Morgan, como “Toto” Caputo, quien falló como ministro de finanzas en el gobierno de Macri, por no poder hacer lo que está haciendo ahora. La realidad es que, en pocos días, las reservas han crecido 10 mil millones de dólares, y el riesgo país ha caído, el mercado aplaude las medidas y los bonos y la bolsa han tenido un excelente comienzo de año. La deuda está en la economía real, donde todos sabíamos que iba a ser difícil y el costo a pagar de la fiesta de años de decadencia y malas políticas.
El presidente apuesta a llevar a la realidad el slogan de campaña que es la libertad para que los argentinos elijan la moneda con la cual gasten y ahorren, no sabemos cuándo se podrá levantar aun el cepo cambiario, pero todos saben que el peso como lo definió el presidente es el “excremento de los políticos “tiende a licuarse cada vez más en función de una dolarización futura que espera el momento adecuado para implementarse.
Javier Milei expresó en su discurso al Congreso el deseo de llegar a un nuevo pacto político, antes de los festejos del 25 de mayo, casi 90 días que en la Argentina de hoy parecen eternos, para acordar los puntos clave que fueron ya rechazados en la ley ómnibus. Y acordar las bases para la modernización de la nueva Argentina. Algunos esperan que termine mal, la mayoría esperamos que a Argentina le vaya bien.