La motosierra que dinamita oportunidades ¿para siempre?
Por Carlos F. López. - Lic. en Economía.
En la actualidad estamos viviendo tiempos electorales en medio de dificultades económicas que, si bien siempre son multicausales, nuestros problemas económicos están claramente atravesados por tres grandes golpazos que sufrió el país y que, sin dudas, diagramaron esta realidad social: una crisis de pandemia, una guerra que también afecta, más una crisis de deuda agravada por los problemas climáticos que trajo la sequía.
Si tomamos en cuenta el discurso mediático y los discursos que atraviesan la esfera de los debates públicos, donde solo se escucha hablar de recetas contractivas y aun más problemáticas, con aplicaciones de “motosierra” directamente, podríamos sentenciar que estamos ante un momento bisagra en la historia de nuestro país, quizás como nunca antes lo estuvimos.
Nos plantea un candidato una dolarización y dinamitar el Banco Central como gran solución cuando la función del BCRA es tratar de manejar la inflación, regular el tipo de cambio y la tasa de interés, con el objetivo de estabilizar el ciclo económico, sosteniendo el crecimiento y protegiendo el empleo. Las políticas monetarias son aplicables para el acompañamiento de las políticas productivas y solo sirven para el corto y mediano plazo, entendido esto último como unos meses, nada más. Esto son temas muy técnicos que los explico debido a lo que nos están diciendo por los medios y las redes sociales, haciendo creer en propuestas falaces a gran parte de la población,
Si dichas propuestas llegaran a llevarse a cabo servirían para menos del 10% de la población argentina, ya que de concretarse dinamitarían nuestro sistema económico a tal punto, que gran parte de la población de nuestro país quedaría por fuera del sistema productivo y económico, quizás, para siempre. ¿Acaso la propuesta de dinamitar, en sí misma, ya no refleja un nivel de desquicio sin precedentes? Para trazar un paralelismo, dinamitar el banco central es como si en vez de llamar a un plomero, o utilizar técnicas de destape, en la cañería de su casa, usted decidiera explotar la cañería para que el agua fluya libremente. ¿Lo haría?
Cuando se vociferan estas soluciones extremas, no nos advierten que dolarizar es perder gran parte de los mecanismos de control para nuestro desarrollo y subordinarnos a los problemas económicos de otro país, como si a nosotros nos correspondiese mejorar la salud económica de EEUU, en base a nuestro esfuerzo, pero beneficiando en nuestro país, a una pequeña parte de la población, en detrimento de las inmensas mayorías. Sumado a esto, que las crisis económico financieras del país del norte impactarían mucho más fuerte que en la actualidad si nuestra economía se dolariza.
Otra cuestión que nos ocultan, aquellos que promueven la motosierra, es que el crecimiento de los países desarrollados como EEUU, se produjo a partir de, en primer lugar, haber controlado las inmigraciones, que solo vayan a su tierra personas que eran emprendedores y con capital y, también, que ingresen a su país los productos necesarios para el desarrollo estadounidense.
Una vez que lograron el objetivo de haberse estabilizado como una potencia, fue cuando pidieron que al resto del mundo que abran sus fronteras para colocar sus productos, y cuando detectan que hay relaciones comerciales que las importaciones superan a las exportaciones, restringen el libre mercado con guerras comerciales como las que llevo adelante Donald Trump contra China.
Otro planteo que nos instalan es que la salud pública es ineficiente, pero en nuestro país, si alguien sufre un accidente lo asiste una ambulancia o la guardia de un hospital y una vez que es estabilizado, el paciente puede decidir ser derivado a la salud privada, o no, dependiendo de si tiene cobertura médica privada. Pero nunca se deja tirado a nadie en una calle, por no contar con seguridad médica privada.
Se nos instala la idea de que la educación debe ser privada y tomada como un mercado cuando la educación es mucho más que un mercado y, nuestra educación con todo lo que tiene para corregir, está formando en las facultades públicas a ciudadanos chilenos, ecuatorianos, colombianos y brasileros, (por la calidad y reconocimiento que tienen nuestras universidades a nivel mundial).
Recordemos el orgullo que nos produce cuando vemos noticias que nos cuentan cuando nuestros profesionales son contratados en la NASA, en el colisionador de Hadrones en Francia, o participan de las mejores investigaciones en las mejores universidades del mundo, habiendo salido en la gran mayoría de las veces de nuestras universidades públicas. Cabe preguntarle a usted, señor lector, qué sería de su vida o la de aquel familiar operado del corazón si la universidad pública hubiera continuado siendo privada, y nunca hubiera podido acceder a estudiar medicina un tal René Favaloro. ¿Se imagina qué hubiera pasado?
Está demostrado que las sociedades con educación y salud pública tienen mayor bienestar social, que aquellas sociedades en las que los ciudadanos quieren defender los intereses de las empresas farmacéuticas internacionales, transnacionales y a grupos económicos locales que hacen grandes ganancias por el sistema privado de salud. ¿A quiénes vamos a favorecer si elegimos la motosierra?
Se nos dice que la asistencia social es un saqueo a los que pagan impuestos, cuando en realidad si hubo problemas de intermediarios de los planes que hicieron sus negociados y quizás no fue bien instrumentado el otorgamiento y utilización de los planes sociales, eso jamás va en contra de aquellos programas que buscan el bienestar social a través de ayudar a aquellos sectores que se encuentran al límite de quedarse fuera por completo.
En nuestra ciudad, Concordia, por ejemplo, la mayoría de las personas que lo reciben trabajan en negro o viven de changas y estos planes terminan subsidiando el deterioro laboral y la perdida de estos derechos. Si estos no existieran agravaría aun más la situación en los barrios donde todos los almacenes y negocios empeorarían la situación, ya que las personas que reciben esos planes los gastan para poder comer, y alimentarse.
Cuando desde los medios de comunicación se nos habla de una reforma laboral, que en algún momento se va a tener que dar por los cambios sociales de los últimos tiempos, pero hay que tener cuidado con la perdida de los derechos laborales que vinieron luego de 2 guerras mundiales y antes de eso se venía de un sistema de esclavitud.
O sea se está votando a que se restrinja la salud pública, en vez de mejorarla, romper el sistema educativo, eliminar los frenos del estado para apaciguar y tratar de revertir las crisis, tocar el sistema jubilatorio (que el 40 % del mismo se mantiene por impuestos, no por sistema de reparto debido a la masa laboral deteriorada y en negro). Una vez que avancen sobre todas estas cajas del estado, ¿Qué sigue?
Se entiende que el sector privado está en un mal momento desde hace tiempo donde la baja demanda es un problema, haciéndose pesada la situación por la cantidad y el valor de los impuestos, pero las propuestas de solución son la motosierra y no el trabajo digno, esos proponen dejar en manos de personas que vienen a hacer negocios sin regulación y cuando no les conviene más, dejarán con fuga de capitales una masa de desocupados, un país devastado y una sociedad a la intemperie.
Personalmente, entiendo que es más estable una economía con muchas PYMES, con políticas productivas porque en caso de suceder una crisis, esta no sería tan profunda, ni duradera y siempre conviene un Estado fuerte, con posibilidades de intervención reales, no como ahora que nuestras capacidades de intervención están sujetas a políticas diseñadas desde Washington, por el FMI.
En nuestro país no hace falta motosierra, si hace falta abogar por los derechos de todos, por las conquistas sociales y, que el bien común, más que ser una propuesta circunstancial necesaria, sea entendido como algo que conviene siempre a la sociedad y que todas las herramientas económicas e institucionales deben estar orientadas a construir una salida con trabajo digno para toda la masa trabajadora. Creo que no hace falta pasarla peor para que luego vuelvan a resurgir los partidos políticos populares, los que benefician a todos los argentinos.
No creamos en soluciones mágicas, ni violentas. Nuestro país no necesita motosierra, ni mano dura. Argentina necesita, unión, educación gratuita, salud pública, y fuentes de trabajos para más y más argentinos. La motosierra, no abre oportunidades para nadie, simplemente las cierra y quizás, si no cuidamos lo bueno que supimos conseguir, sea para siempre. Está en nuestras manos elegir el camino adecuado. Hagámoslo bien.