El perfil de DT que buscará el Consejo de Fútbol si se va Ibarra

Hugo Ibarra ya se lo dijo cara a cara a sus jugadores: se siente con fuerzas para sacar a Boca a flote en la temporada y no tiene en mente renunciar. Tampoco Juan Román Riquelme ni los integrantes del Consejo de Fútbol barajan despedirlo hoy en día tras la derrota y los silbidos en La Bombonera. Aunque en el predio de Ezeiza saben que su futuro pende de un hilo cada vez más delgado.

Partido a partido. Así vive su etapa con el buzo xeneize el Negro, que no piensa más allá de los 32avos de final de la Copa Argentina con Olimpo del próximo sábado. Es consciente de que hay mucho para corregir en el equipo, desde el esquema hasta sus intérpretes, y que una mala noche en Chaco contra un rival del Federal A puede dejar a Boca fuera de competencia y a él del corralito.

En caso de no poder revertir este deslucido presente futbolístico, Ibarra ya dejó en claro que no quiere hacerle daño al club que lo subió al altar de los grandes ídolos y dará un paso al costado. Román, por su parte, está atento a su situación, más allá de haber viajado a España para volver a jugar al fútbol en la fiesta del centenario de Villarreal.

El ídolo y vicepresidente azul y oro charla con frecuencia con el Consejo sobre el futuro del Negro y, si bien todavía no se animan a pensar nombres para que lo sucedan en algún momento -como ocurre todo el tiempo en este fútbol donde mandan los resultados-, sí tienen en claro el perfil de DT que contratarán una vez que se libere el banco de suplentes.

La dirigencia de Boca buscará un entrenador con experiencia, con espalda y voz de mando en el vestuario y en la cancha, pero que no sea un “hombre de la casa”, sino alguien ajeno a la institución. De esta forma, las opciones se achicarán en La Ribera y les bajarán el pulgar a técnicos de las Inferiores, exjugadores y referentes, como Martín Palermo o Carlos Tevez.

Esto se debe a que ya apostaron por Sebastián Battaglia e Ibarra, ambos multicampeones, y quieren modificar el proceso. Asimismo, no tienen intenciones de que se desgaste, aunque sea mínimamente, la chapa de ídolo de ninguna gloria por un paso fallido en la dirección técnica y una serie de resultados adversos.