Pero, ¿qué sucede cuándo los niños ya están en edad escolar?
El 80 % de la información que recibimos llega a nuestro cerebro a través del sentido de la vista. Es por ello que no debe llamarnos la atención que muchos niños con problemas de aprendizaje y atención en realidad sean problemas oftalmológicos no detectados a tiempo.
Por esta misma razón es de suma importancia que los establecimientos de enseñanza, sobre todos aquellos de nivel inicial, no dejen de solicitar los certificados correspondientes a fin de detectar estos problemas visuales de forma temprana, ya que es muy frecuente que pasen desapercibidos incluso para los padres de los niños.
¿Y cuándo se recomienda realizar los controles oftalmológicos? El primero al nacer y luego al año de vida. Estos dos controles nos permiten detectar sobre todo problemas de mayor gravedad como retinopatía del prematuro, cataratas pediátricas o malformaciones oculares. A los 3 años y los 6 años debe realizarse nuevamente el control con el profesional, ya que a partir de dicha edad la demanda visual del infante será mayor.
Es en esta etapa, en la que el paciente ya puede expresarnos lo que ve, pudiendo detectar mayormente defectos refractivos como miopía, astigmatismo o hipermetropía, los cuales de requerir tratamiento, pueden derivar en el uso de lente según se requiera.
Si bien es importante no retrasar la consulta, sobre todo en aquellos casos donde los padres detecten síntomas asociados a dificultad visual, los comienzos del año suelen ser un buen momento para asegurarse un comienzo de año sin dificultades a la hora de encarar las actividades escolares.
© 2022 por ZARO Estudio Creativo