Entre estos productos podemos nombrar: gaseosas y bebidas azucaradas, galletitas comerciales, golosinas, snacks, bollería y confitería, hamburguesas comerciales y embutidos, postrecitos lácteos comerciales, flanes y postres en polvo, cereales tipo desayuno, mermeladas comerciales, salsas y sopas instantáneas, aderezos y la lista sigue.
Todos ellos suelen presentarse en envases y paquetes llamativos, vienen listos para consumirse o requieren de muy poca elaboración culinaria, ofrecen comodidad, y son hipersabrosos. Esto último hace referencia a que anulan los mecanismos de saciedad de nuestro cuerpo acarreando a un consumo excesivo de los mismos.
Pero ¿qué hay de la calidad nutricional de estos productos?
Por lo general son de baja calidad nutricional ya que están compuestos por numerosos aditivos (conservantes, aglutinantes, colorantes, saborizantes, espesantes, etc.) que son sustancias que carecen de valor nutritivo, pero se añaden para mantener sus propiedades organolépticas y muchas veces “maquillar” estos productos para llamar nuestra atención. Asimismo, aportan grandes cantidades de sodio y azúcar o “azúcar oculto” que encontramos en la lista de ingredientes bajo el nombre de: jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF), sacarosa, sucralosa, almidón modificado, etc. entre otras. Además, contienen elevadas cantidades de grasas saturadas y trans. Son pobres en fibra, proteínas, vitaminas, minerales y compuestos bioactivos.
Es por todo esto que estos productos se convierten en un riesgo para nuestra salud. Diversos estudios afirman que estos productos inducen a “disbiosis” (alteración de la microbiota intestinal) y de esta manera promueven el desarrollo de sobrepeso y obesidad, diabetes, cáncer, enfermedades cardiovasculares, etc.
Denominarlos “alimentos” es una palabra muy grande, diríamos entonces que son productos o formulaciones que crea la industria a partir de alimentos o sustancias de los alimentos, pero que al final de su elaboración dista mucho de la forma original.
En conclusión, no hay salud posible con una alimentación basada en ultraprocesados.
El consejo es moderar o disminuir el consumo de estos productos y, en su lugar, darle lugar a alimentos reales y preparaciones caseras.
Te invito a hacer más conscientes las elecciones respecto a nuestra alimentación y calidad de vida
Aneley Savorgnani Lic. En Nutrición MP CONUER 637
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