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Gastronomía Nota vista 2944 veces - 16 de Octubre de 2021



Las frutillas, anuncian el comienzo de la primavera

Cuando comencé a disfrutar la buena comida y a comparar sabores, sentí en el alma algo diferente que me orientaría en toda la vida: ya que desde muy joven supe que no hay comida de calidad sin buenos insumos.

La globalización hizo que en cualquier momento del año podamos comer frutillas, disfrutar la albahaca y también algo del perfume de los buenos jazmines.

Hace varios años que soy voluntaria de Slowfood Internacional, lo que me hizo aún más amar y respetar las temporadas. También la cercanía, lo que llamamos el Kilómetro 0 para nuestros mercados y restaurantes. Hay toda una cadena que se beneficia con esta filosofía: el cultivador, el consumidor y sobre todo, la salud de todos nosotros. Aunque el primer beneficiario es el productor de la tierra: si acortamos la cadena de comercialización, lograrán un precio más justo para su trabajo. Tantas veces hemos visto a la vera del camino, en las zonas frutales mejores de nuestro País, el remate de cajones de fruta en las tranqueras, buscando el mejor precio en venta directa.

La temporada de las frutillas comienza a fin de septiembre, depende del clima, tal vez en octubre, como este año que nuestra primavera es bastante fría. Llegan hasta el mes de marzo, aunque la mejor calidad comienza a irse en Navidad cuando vemos que con los días más cálidos, llega la fruta de carozo: las cerezas, los duraznos o los damascos. La sola suba del precio de las frutillas nos marca el fin de la buena temporada.

Cuando compro frutillas, digo siempre lo mismo: deme las que nadie quiere “las más chiquitas”. Me consta que son las que tienen más perfume menos semillas y muchas veces un interior más rojo.

Cómo disfrutarlas en nuestros postres...


La pavlova

Es una torta-postre hoy famosa en todo el mundo. Por su merengue crocante y esponjoso a la vez, solo con el agregado de crema chantilly y frutillas. Elegante, blanca y etérea como su figura, así se inspiró un pastelero Neozelandés, cuando Anna Pavlova, famosa bailarina, nacida en San Petersburgo, llego a Nueva Zelanda con el Ballet Imperial Ruso. Vivió gran parte de su vida en Australia, donde se hizo famoso su postre.

RECETA

Batir 5 claras con la batidora, cuando montan agregar en forma de lluvia y muy de apoco 300 g de azúcar bien blanca, junto con una cucharadita de crémor tártaro. Luego perfumar con esencia de vainilla y agregar 1 cucharada de postre al ras de almidón de maíz. Mezclar muy bien y cocinar sobre una plancha de siliconas o papel manteca en mantecado y enharinado, simplemente colocando con cuchara, procurando marcar un hueco en el centro. Cocinar a 110° C durante 2 horas.

Cuando enfría colocar en el centro 500 c.c. de crema de leche montada a medio punto solo con 1 C de azúcar y un poquito de esencia de vainilla. Sobre ella 500 g de frutillas rojas, apenas azucaradas. Para su elaboración conviene tener todo hecho por separado pero recién armarla una hora antes de consumirla y guardar en el frío.


Tarta de frutillas

Preparar una masa crocante colocando en la procesadora 200 g de harina 0000, 80 g azúcar molida, 100 g de manteca blanda, 1 yema, 1 c. de esencia de vainilla, 3 C de agua fría. Simplemente unir bien, no procesar de más para no formar gluten. Volcar en la mesa, continuar a mano. Dejar en la heladera 1 hora y estirarla en tartera de 26 cm. De diámetro. Proteger los bordes con papel metálico adhiriendo y apretando bien la masa contra el borde del molde. Pinchar bien el fondo y cocinar a 180°C unos 20 minutos debe quedar bien cocida pero con poco color.

Desmoldar con cuidado, dejar enfriar y luego cubrir con una pastelera espesa y ya fría. (500 c.c. de leche, 100 de azúcar, esencia de vainilla, 4 yemas, 50 g de harina y 10 g de gelatina en polvo. Cocinar hasta que hierva 1 minuto. Refinar en colador o bien licuando con máquina de mano).

Terminar con mitades de frutillas abiertas y ubicadas en forma de rayo. (Ver foto) Pintar con gel de repostería transparente coloreada con algún rojo natural. No empleen en lo posible colorantes sintéticos, no tan buenos para la salud

(A saber alternativas: remolacha cruda, rayada y exprimida o bien con té concentrado de hibiscos, que se adquiere en las dietéticas).

Y como cierre de esta nota, un postre “más fácil... imposible”


Frutillas a la plougastel

Originarias de Plougastel localidad en Bretaña, noreste de Francia

Limpiar 1 kilo de frutillas, en lo posible rojas y maduras. Azucarar con 100 g de azúcar y el jugo de una naranja. Colocar en copas la mitad de la preparación, la otra mitad se licua y se tamiza. Se salsean en el momento de servir. Para que no macerar la fruta de más y producir mucho líquido.

 Postre sencillo, Fresco y delicioso. Un solo detalle las frutillas deben ser de calidad.


Buen apetito y feliz PRIMAVERA


Otilia Kusmin

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