Memoria y gratitud a las madres de la plaza

Pañuelos Blancos llevaban

prendidos en sus cabellos

con broches de dolor

y esperanza

escritos en ellos

con lágrimas y ternura

los nombres de sus hijos.

Esos a los que le habían

dado vida,

esa vida que con amor

y coraje buscaban

sin miedo que las acobarde.

Con pañuelos Blancos

Prendidos en su cabellos

formaban rondas

uniendo su brazos

o sus manos…

como sus hijos en la infancia

expresión de libertad

e inocencia.

Pañuelos Blancos

compañeros infaltables

en cada ronda, en cada grito

pidiendo Justicia.

Símbolo de una lucha

desigual

entre el amor y el odio.

Ellas Las Madres luchaban

con su corazón valiente

y como bandera la paz

que simbolizaban

con sus pañuelos blancos.

Los otros, sembradores del odio,

Con armas de fuego, con sables

con tanquetas,

con las armas de un estado

represor, criminal.

Ellas ganaron esa lucha,

porque siempre el amor puede

más que el odio.

Aún resuenan en nuestros oídos

y mueve nuestra conciencia

un grito que los odiadores,

no contestaron

“¡VIVOS SE LOS LLEVARON!

¡VIVOS LOS QUEREMOS!

Sí, vivos están en nuestra

 Memoria

Su lucha por su pueblo,

por esta Argentina

que amaban.

Y la querían más justa y

humana.

Donde la Verdad sea valorada,

donde ninguna mesa esté vacía

y los niños jueguen felices

y tengan su banco en algún

aula.

Que la economía esté al servicio

del pueblo y no de los buitres

que hipotecan nuestra libertad

y no nos dejan crecer

atando nuestro destino

a sus ganancias y los de sus socios

que nacieron también en esta patria.

Sus banderas son las del poder y

las finanzas.

Pañuelos Blancos como

el alma de las madres

que llevándolos puestos

prendidos hasta hoy

en sus cabellos canos,

recorrieron el mundo

llevando su mensaje

revolucionario de lucha

“por la Memoria, Verdad

y Justicia”.

Pañuelos Blancos

Símbolo de la paz con que lucharon

las Madres Corajes, que sin odio

ni deseo de venganza

lograron llevar al estrado

a los genocidas

donde la justicia los condenó

y un fiscal digno

que mirando a los ojos

a los jueces,

y en voz alta para que

esa sentencia la escuche

el mundo dijo con firmeza

al finalizar su alegato

sobre la represión, la muerte

y desaparición de personas

expresó:

“¡SEÑORES JUECES, NUNCA MÁS,

NUNCA MÁS!”