Carlos Ruiz Zafón, el melancólico escritor barcelonés, autor de la tetralogía “El cementerio de los libros olvidados”, delicioso acercamiento a una Barcelona envuelta en nieblas, libros y sueños, había fallecido a los 55 años, el 19 de junio de 2020. Almudena Grandes, autora que había trascendido por “Las edades de Lulú”, novela de carácter erótica, ganadora del premio La sonrisa vertical, y se había consagrado con su saga finalmente inconclusa, “Episodios de una guerra interminable”, sobre los años de la guerra civil y la dictadura franquista, fallecía víctima de una dolorosa enfermedad, el 21 de noviembre de 2021.
Marías, era hijo de Julián Marías, un reconocido filósofo, pensador y profesor, que había sido uno de los principales discípulos de Ortega y Gasset. Julián Marías, era amante de la libertad y de una España. Su compromiso con la República y la democracia le mereció la delación por parte de uno de sus mejores amigos y de otros compañeros de cátedra ante el Franquismo, lo que le valió no poder dictar clases universitarias durante décadas, un destierro en los Estados Unidos y por unos meses la cárcel.
Era un frecuente visitante de la Argentina, donde dictó numerosas conferencias y cátedras. Javier lo referencia en su personaje Juan Deza y relata en forma novelada la calumnia en su trilogía “Tu rostro mañana”, lo que motivó el enojo de su padre, que mantuvo en reserva la desdichada situación durante decenas de años.
Su madre, Dolores Franco había sido una profesora, discípula también de Ortega y Gasset, con la que mantenía correspondencia frecuente y fue autora de “España como preocupación “.
Javier Marías, como su padre fue miembro de la Real Academia Española de la lengua. Autor impecable, de una prosa atildada y robusta. Sus narraciones son sólidas. Su pluma exquisita, sofisticada, a la vez que llevadera, singular y efectiva. Dista de la ampulosa elaboración sintáctica en la que, a veces, cae Javier Pérez Reverte, su compadre de tertulias y sillones en la Real Academia, pero consigue textos de indudable valor y sugestión.
Con menos de veinte años, había publicado “Los dominios del lobo”. Como toda novela iniciática es desmesurada, pero Marías sabiamente combina una técnica de fragmentos interrelacionados con un desparpajo que la torna, en partes, delirante. Esa mixtura le permite componer un thriller con suspenso y un acercamiento a la historia. La ubica en los Estados Unidos, con personajes locales y es un homenaje, el primero de ellos, al cine hollywoodense.
A partir de ese libro que lo catapultó y consagró, Marías continuó con una carrera que tuvo páginas de notable calidad. Reconocido amante de la obra de Shakespeare, utilizó frases de éste en sus libros e incluso en algunos de los títulos de ellos.
Así por ejemplo el título de “Corazón tan blanco”, está basado en una frase de Macbeth, el de “Negra espalda del tiempo” de una frase de La Tempestad y el de “Mañana en la batalla, piensa en mí”, de la Escena III del Acto V de Ricardo III. “Shakespeare estimula a escribir porque es rico y valioso porque deja frases que no explora y que sin embargo son muy sugestivas. Es fértil y estimulante. Es enigmático. No se sabe muy bien qué está diciendo. Señala una bocacalle por la cual luego no entra. Y lo tomo como una invitación a adentrarme “, dice Marías sobre el autor inglés.
Sus personajes o eran profesores o traductores que ejercían en instituciones académicas, particularmente en Oxford, o eran miembros de servicios secretos, en general del M15 o M16 inglés y deambulan por una realidad difusa y a veces patética. Más preocupado por mostrarlos indiferentes y desconfiados que prolijos y asertivos. Pero a su vez, más leales a los compañeros o a la causa que convencidos. Confiado en que un novelista no tiene que juzgar sino mostrar, exterioriza con pulcritud la insensibilidad que anidan en los espías y agentes consulares con más acritud y desembozo que los personajes de Graham Greene con el que comparte el amor por la aventura y los entramados amorosos de los fisgones y adquieren más carnadura y verosimilitud que los de John Le Carré. Emblemático logro pues ha podido develar el submundo de los servicios sin haber sido partícipe de ellos como los otros dos autores mencionados.
Sus historias son hábilmente narradas. En el desarrollo de la trama, a veces, parece que no pasa demasiado, No obstante, su prosa narrada frecuentemente en primera persona, es tan atractiva que se hace sumamente llevadera y se avanza con premura en un universo donde las descripciones de los pensamientos de los personajes adquieren protagonismo constante. Es más lo que se sugiere que lo que se dice. Más lo interpretable que lo exteriorizado.
Gran amante del cine. Tuvo un acercamiento estrecho con el séptimo arte. Sobrino del prolífico director Jesús Franco, especialista en cine bizarro “de clase B”, y primo del también director Ricardo Franco, amante indisimulado del cine, algunos de sus libros fueron llevados a la pantalla. “Gospel” (1969) fue un corto basado en “Los dominios del lobo”. “El desastre de Annual” (1970) fue un guion original firmado con Ricardo Franco, que éste dirigió.
“El último viaje de Robert Rylands” (1996) dirigido por Gracia Querejeta (hija del guionista y productor de varias películas de Saura y de Erice, Elías Querejeta) y basado en “Todas las almas” lo dejó absolutamente insatisfecho y criticó abiertamente a la directora y finalmente “Mientras ellas duermen” (2016) del director hongkonés Wayne Wang es una adaptación de un relato suyo.
Sin ser un crítico cinematográfico como su hermano Miguel, pero si un agudo espectador, “Donde todo ha sucedido. Al salir del cine” es un libro que recopila sus escritos que sobre cine había publicado en las revistas Nosferatu y Nickelodeón. En sus novelas, merced a construcción y recursos estilísticos, hay numerosos “guiños” y referencias a películas. Español al fin, a pesar de su profundo sentido republicano, y tal vez, a los fines de diversión o de provocación, en una España presa de una dicotomía (pareciese absurda en estos tiempos) de respeto o rechazo a la realeza, fue, Marías hasta el día de su fallecimiento, el monarca del ficticio Reino de Redonda.
El Reino de Redonda fue una creación en una isla deshabitada del mismo nombre dependiente de Antigua y Barbuda en el Caribe. Ese título nobiliario había sido creado por el también escritor M.P. Shiel y Marías cuenta en “Negra espalda del tiempo” la forma en que obtuvo el título.
En su gestión concedió títulos de nobleza (Duques) a numerosos literatos, españoles, ingleses y algunos de otras nacionalidades. Por otra parte, Marías le dio el nombre de “Reino de Redonda” a una pequeña editorial de la cual era, junto con su mujer, el titular. Bajo ese sello ha publicado libros de culto como, entre otros, “León en el jardín”, la recopilación de entrevistas realizadas a William Faulkner, uno de sus escritores admirados, “Juego de espera”, la única novela del director de cine Michael.
Agudo analista de la realidad, no estaba de acuerdo con algunas costumbres ibéricas como las procesiones, las corridas de toros y los desfiles. Ha colaborado con algunos periódicos –principalmente- El País, de Madrid. Con sutileza ha dicho respecto a estos tiempos, en función a los medios de comunicación: “A la gente no le interesa filtrar o saber si son ciertas o no algunas cosas. Hay aspectos extraordinarios, pero es un tiempo en el que se piensa cada vez menos y cada vez piensa más la época por nosotros. Goebbels sería feliz de ver la actual fuerza avasalladora de la propaganda y los medios de comunicación. Vivimos una época tonta, especialmente estúpida y con una enorme pereza mental en gran parte de la gente; y eso sí me parece muy grave porque no tiene casi vuelta de hoja y será muy difícil recuperar una cierta conciencia crítica”.
Con Javier Marías se va un escritor elocuente y valioso. Desaparece una voz inigualable y una concepción ética del lenguaje, de la democracia y de la literatura en lengua española.
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