Representantes de distintos países de nuestra América Latina, como México, Panamá, Colombia, Chile, Bolivia, compartieron junto a destacados escritores y escritoras, de provincias y localidades argentinas; este evento contó con la activa participación, y el interés de todos aquellos y aquellas que aprecian el arte de la palabra escrita en papel, alcanzando una importante convocatoria.
Dentro de este recorrido, debemos distinguir, la actividad prevista, el viernes pasado, en el Profesorado de Ciencias Sociales, donde expuso el escritor Eduardo Cormick, oriundo de Junín, provincia de Buenos Aires, sobre La Novela Histórica Latinoamericana, “Una forma de buscar nuestro futuro en la narrativa del pasado”. Además se realizó la presentación del libro “Añares” del escritor y fotógrafo concordiense, docente, y ex rector del Instituto Superior de Ciencias Sociales de Concordia, Prof. Juan Menoni. Culminando dicha jornada literaria, con la lectura de los poetas Viviana Baldo, de Mendoza; José Luis Pemberty, de Colombia; Juan Di Noia, de Colón, Entre Ríos y Marta Valoy, de Tucumán.
Finalizada la presentación del libro “Añares”, Juan Menoni, amablemente accedió a una entrevista, con cronista de Diario
El Heraldo, donde cuenta cómo nace el arte de escribir en su vida, además de su faceta como fotógrafo e incursionando en el mundo audiovisual.
En realidad este libro que estuvimos presentando, que se llama “Añares”, es mi noveno libro. Comencé a escribir allá por el 92, justamente por pedido de un diario de Concordia, que ya no existe, para que escriba algo sobre los 500 años de la invasión europea, la mal llamada conquista de América, después de escribir ese artículo, sentí la necesidad de seguir escribiendo, me pareció que era una forma interesante de poder manifestar algunas cosas que me interesaba decirlas y compartirlas.
Además comencé a incursionar en otros lenguajes, como el audiovisual, la fotografía, hasta que en el 2001, por todo aquello de la crisis que vivimos, Rubén Bitz, el director de la revista Panza Verde, me invitó a escribir, cada 15 días un artículo y recuperé ahí, ese ejercicio de volver a escribir. Con una particularidad, al haber incursionado por los otros lenguajes, la fotografía y el audiovisual, me permitió quizás, escribir de otra manera, y conciliar esas distintas formas de decir, de expresarnos, que son distintas formas del lenguaje. Así que desde ahí, hasta ahora, trato de compartir, aquellas cosas, como lo decía en la presentación del libro, aquellas cosas que me emocionan, que me conmueven, que me alientan, que me esperanzan y aquellas otras que me indignan, que me enojan, que me rebelan, trato de poder decirlas a través de algunos de estos lenguajes.
A veces es más pertinente, más efectivo, más contundente, en el lenguaje visual, en una fotografía, en un instante, puede congelar y decir aquello que desea decir. Y a veces necesita de otras formas, a lo mejor, de un relato más pormenorizado, más detallado, más pausado, y ahí recurrimos a lo audiovisual, por ejemplo, a poder contarlo a través de un documental, a través de un informe, de una ficción, y a veces uno necesita apelar al lenguaje tradicional. Así se vuelve a escribir, en esa forma tradicional, que nos enseñaron en la escuela, a veces, eso que uno escribe, siente la necesidad de compartirlo, y una de las formas es el libro.
Escribir es un acto político, yo entiendo que sí, en el sentido, no en lo político partidario, sino en el sentido de poder denunciar, aquello que no nos gusta, y poder reivindicar aquello a lo que adherimos. Esa posibilidad de cuestionar o de adherir a ciertas cosas, ayuda a pensar, a pensarnos y a transformar aquello que no nos gusta; a construir algo nuevo, y esa construcción, creo firmemente, que debe estar dirigida hacia una sociedad más justa, más digna, más humana, con más tolerancia, con más comprensión, con más equidad en todos los sentidos.
Equidad en términos de nuestras identidades sexuales, equidad en términos sociales, equidad en términos de las naciones, de los países, y creo en la posibilidad de que esa nueva sociedad la podemos construir entre todos y todas; a través de un accionar que definitivamente es político, juntarnos y hacer juntos, es un acto político, y creo que mi forma de contribuir a esa construcción, es a través de esto, a través de las distintas formas de escribir, de expresarse en las que he aprendido a lo largo del tiempo, y me parece una herramienta que es mi forma comunicar.
Añares es un libro de relatos cortos que interpelan, que nos dejan pensando, que cuestionan esto que decíamos, hay textos que hablan de la diversidad de género, sobre las guerras, sobre las desigualdades económicas, sobre los medios de comunicación y como esos grandes monopolios de la comunicación, distorsionan la información y muestra una información desdibujada, que no corresponde a nuestros intereses. También, hay textos que hablan de cuestiones muy cotidianas, pero que nos conmueven, en lo más profundo del ser humano, como ir caminando a nuestras casas, y ver a alguien sacando algo de la basura para comer, esos relatos, aunque sencillos y tristemente cotidianos, son profundamente humanos, y profundamente políticos también.
La presentación del libro, en este lugar, es importantísimo por dos cosas, porque es el Profesorado de Sociales, que es mi casa, o fue mi casa durante casi 30 años, y también porque es en el marco de este Segundo Encuentro de Escritores Latinoamericanos. Me parece una actitud enormemente valorable, de quienes lo organizaron, admirable de parte de Liliana Ferreira, y de la gente de La Cigarrera, que impulsó este encuentro, y porque me parece que es una oportunidad de juntarnos, escritores y escritoras, de este lugar tan inmenso y tan nuestro que es Latinoamérica, como el Abya Yala, o la Patria Grande, y que es mi patria. Personalmente es muy conmovedor, participar de este encuentro y aportar mi granito de arena, junto con destacadas escritoras y escritores de todo el continente.
Mi mensaje a los jóvenes, es que lean y lean mucho, pero que lean con la cabeza bien abierta, desconfiando sanamente de aquello que leen, pensando que siempre puede haber otra mirada, y sobre todo que lean pensando de qué lugar, ellas y ellos leen. No pensando la realidad desde los intereses de los poderosos, de los intereses ajenos, sino pensándolo desde nuestra propia realidad desde lo que nosotros somos, desde nuestra propia identidad. Que se apropien de esos otros lenguajes, de esas otras gramáticas, de esas otras formas de expresar, que son muy valiosas y muy importantes; porque la escuela hoy en día está compuesta por estudiantes que son hijos de las nuevas tecnologías, de las redes sociales y las pantallas; entonces, pretender que la escritura tradicional y solamente la palabra sean el único lenguaje, sería ir contra los propios tiempos, contra la propia realidad. Entonces que sepan, y que se comprometan firmemente con lo que creen; con lo que piensan, y con la posibilidad de construir un mundo más vivible para todas y todos. Porque es muy triste pensar que el mundo que le va a tocar a nuestros hijos, y a los hijos de nuestros hijos, va hacer un mundo más injusto que este.
Vivimos en una sociedad, donde el 10 % concentra el 90 % de las riquezas, y el resto vive con lo que queda, que son las migajas de menos del 10 %. Esto demuestra claramente que vivimos en una sociedad muy injusta.
La juventud debe comprometerse, de la manera que pueda, que quiera, o lo sienta, para cambiar esta realidad, y que ese cambio no es individual, sino colectivo, finalizó.
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