Sokolowicz estrechó vínculos comerciales con el ex gobernador Sergio Urribarri y el ministro de Cultura, Pedro Ángel Báez, a partir de la compra de 9.000 copias de la película «Verdades Verdaderas, la vida de Estela», que cuenta la historia de vida de Estela de Carlotto, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, producida por Aleph Media SA. Sokolowicz recibió por esa producción una buena cantidad de pesos de nuestra provincia.
Sokolowicz deberá acudir a Tribunales para explicar de qué modo usó los fondos del Estado para financiar esos filmes que después compró la provincia de Entre Ríos.
El periodista Omar Lavieri publicó el miércoles 22 de junio pasado en Infobae que el Juez Federal Claudio Bonadío citó a indagatoria a 70 personas por el otorgamiento de subsidios conocidos «Terceros J» o «3-J» que se refiere al artículo tercero inciso J de la ley de cine que permite la entrega de dinero de manera directa por parte de autoridades del INCAA y que produjeron un agujero negro de alrededor de 50 millones de pesos en perjuicio del Estado por lo que deberán comparecer para explicar el destino de estos fondos de subsidios..
Entre los que indagará el juez Bonadío están las ex autoridades del INCAA, Gabriel Mariotto, Daniel Filmus, Pino Solanas, Diego Guebel y Fernando Zokolowicz entre otros.
A Fernando Sokolowicz lo unen varios lazos de negocios en la provincia de Entre Ríos. Su familia es propietaria de una empresa maderera que comercializó en Concordia, «Dany Maderas» que luego se trasladó a Buenos Aires. Hijo de un próspero empresario maderero, militó en los años 70 en el Ejército Revolucionario del Pueblo en el ala del Partido Revolucionario de los Trabajadores de Mario Roberto Santucho. Luego del Operativo Independencia se exilió a Israel donde residió hasta que volvió la democracia. De religión judía, fue fundador del Movimiento Judío por los Derechos Humanos. En 1987 le propuso a Jorge Lanata financiar el periódico que lanzarían con el nombre de Página 12 y que representa a toda el ala ideológica progresista, vinculada a los Derechos Humanos, comprometida con el discurso político y cultural alternativo y popular.
De revolucionario a empresario y lobbysta
En 1994 estaba al frente del PAMI en el gobierno de Carlos Saúl Menem Carlos Alderete, que no es Víctor Alderete el que estuvo después. Carlos es de origen obrero y peronista, venía de las filas sindicales de Luz y Fuerza, Víctor Alderete, que estuvo después también como interventor de PAMI, abogado, empresario de clínicas y provenía de la UCD. Tienen en común el mismo apellido y haber sido funcionarios de Menem.
Por el mes de julio de 1994 Carlos Alderete recibe a Carlos Gorosito con una propuesta, llevar cine a los centros de jubilados, con 20 camionetas nuevas y bien equipadas. Cada camioneta pasaría 30 funciones mensuales y en cada función meterían unos 200 viejitos. Y por dos años ya que Gorosito no quería que sea un ave de paso la propuesta. Cada camioneta le daría cine a 6.000 afiliados con funciones gratuitas, para los aportantes a la obra social, no para precisamente para el Estado.
Cada camioneta costaba 40.000 pesos (con la convertibilidad, eran dólares), serían unos 800.000 pesos o dólares mensuales, unos 6 pesos por persona. En 2 años, 19 milones de dólares. Carlos Alderete le dijo que sí y para hacerlo rápido la contratación fue directa, sin licitación. En 3 meses ya tenía el contrato. Gorosito salió de la reunión con Alderete con su propuesta aprobada directamente, pero sin una empresa para llevarla a cabo. Lo contactó a Fernando Socolowicz rápidamente y con la empresa ROAD MOVIE tuvieron el contrato en apenas 3 meses, en octubre y en noviembre estaban facturando. Carlos Alderete tuvo un traspié y lo sucedió Aberto Abad al frente de PAMI, ya ROAD MOVIE, de Gorosito y Sokolowicz, habían cobrado 1.250.000 pesos y solo habían visto películas unos 13.500 viejitos en centros de jubilados, y cada entrada al PAMI le costó 92 pesos.
El mismo periodista, Omar Lavieri, que escribió en Infobae la noticia acerca de las declaraciones ante el Juez Bonadío, es el mismo periodista que trabajaba en aquella época de los años 90 en Judiciales en Clarín. Fue quien sacó los números y desnudó el negocio. En Página 12 trabajaba Rolando Graña, quien en una llamada telefónica, le dice a Lavieri que le había pisado los callos a su jefe en Página 12, Sokolowicz. Lavinia no entendió el mensaje, no sabía que Sokolowicz era el socio de Carlos Gorosito en ROAD MOVIE.
Por este negociado Alderete fue denunciado, la causa, conocida como PAMI-CINE se tramitó durante años en los tribunales hasta que se declaró prescripta, en 2012 luego de pelotearla varios años los involucrados.. Se acusó a Alderete de haber firmado la resolución 1836 por medio de la cual aprobó la partida de 16.121.000 de pesos para el «plan solidario integrado para afiliados menores».
Para la Justicia fue de forma irregular ya que no hubo licitación, cada unidad móvil tenía un costo mayor a una unidad de terapia intensiva, el PAMI recibió la oferta del servicio sin cotejo de precios, firmó el contrato tal como se los dio la empresa, ROAD MOVIE que además no estaba legalmente constituída al momento de presentar la propuesta, Alderete obvió con conocimiento de causa que el cine itinerante generaba una obligación abusiva para el PAMI y un detalle particular de la causa: el Sub Gerente General de PAMI según la Justicia «tuvo un rol de singular importancia en el hecho investigado» pues era amigo de Gorosito, presidente de ROAD MOVIE, circunstancia que fue reconocida por ambos», se trata ni más ni menos que del ingeniero Miguel Marizza, quien fuera varias veces funcionario de Menem y que hoy es un empresario de la construcción y de la noche más beneficiado con obras y concesiones en la provincia de Entre Ríos, muchas polémicas como la de la Terminal de Ómnibus de Concepción del Uruguay o su concesión en las termas de Concordia.
Otra de las empresas de Carlos Gorosito y Sokolowicz fue Shalom Online, con sede en Maipú 853. La dirigía Gorosito y abarcaba un amplio espectro: comercializar, fabricar o importar componentes electrónicos, sistemas de procesamiento de datos y programas, redes de comunicación vinculadas con Internet y como electrónica, equipos, partes, accsesorios, software y transmisión de datos, asesoramiento en sistema de computación y hacer publicidad. Cuando se creó Shalom Online, el secretario de Comunicaciones de Menem, Germán Kammerath, creó el Área Telemedicina y lo designó a cargo del área a Carlos Gorosito. Era para hacer teleconferencias, transmitir una operación en directo, interconsultas o docencia. En ese momento Gorosito era socio con Sokolowicz en el ámbito privado y al mismo tiempo era funcionario de un área creada para desarrollar coincidentemente lo que podía hacer Shalom Online que él presidía. Además como si fueran pocos los tentáculos en el Estado, Sokolowicz tenía gente de su confianza en el Instituto del Cine, la contadora de la empresa familiar Dany Maderas era administrativa en el Instituto y luego cuando se retiró fue reemplazada por otro contador que además era del staff de la empresa productora de cine de Sokolowicz: Aleph, todos designados en lugares donde se deciden montos para los proyectos de los productores de cine.
El golpe a la ideología
El golpe más fuerte para el progresismo argentino fue cuando se llevó a cabo la compra de Canal 9 de Romay (Azul televisión), que era un 50% de Telefónica y un 50% de la Banca JP Morgan. A este canal en julio de 2002 lo compran Daniel Hadad un 50%, Fernando Sokolowicz un 42% y un 8% B. Vijnovsky,este último era quien alfombraba las oficinas de los despachos del gobierno. La operación no estaba relacionada con un proyecto por racionalizar los medios de comunicación sino por la mera coyuntura económica ( a los extranjeros no les daba más réditos para sus casas matrices). Sokolowicz y Hadad estaban en extremos opuestos ideológicos. Sokolowicz de religión judía, de familia acomodada, de inicio en el sionismo de izquierda, se convierte en socio de Hadad, que viene de barrio, hecho de abajo, abogado, católico y del Opus Dei. Esta sociedad tan contradictoria confundió a todos. Ser editor responsable de un diario de izquierda y ser socio de negocios con la ultraderecha provocó un contrasentido que asombró y confundió a todos, especialmente a los lectores, si bien no fue un debate público ni un escándalo, fue un tema de periodistas. Pero es una muestra que a la hora de los negocios todo vale.
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