Viajar es la mejor manera de desconectar de la rutina, descubrir nuevas culturas y vivir experiencias inolvidables. Sin embargo, la inflación mundial está transformando la forma en que planificamos nuestras escapadas en 2025. Destinos como Marrakech, Fez o Casablanca ya no son los mismos. Los precios han aumentado y las decisiones deben adaptarse para mantener la esencia del viaje sin ver comprometido el presupuesto. Alternativas como hostales y hoteles baratos, comidas cocinadas en el alojamiento y opciones de conectividad más flexibles, como una tarjeta eSIM para Marruecos, se están volviendo cada vez más populares. 

Los precios suben, las decisiones cambian y los destinos favoritos se reinventan. Aquí te presentamos algunas de las razones detrás de estos cambios y cómo los viajeros se están adaptando con ingenio a este nuevo panorama.

El precio de viajar: más allá del pasaporte

En 2025, viajar sigue siendo un anhelo universal, pero también un ejercicio de estrategia financiera. Con la inflación global alterando desde el precio de los boletos de avión hasta el precio del café, los viajeros se ven obligados a repensar cada decisión, desde el destino hasta la forma de mantenerse conectados. 

En destinos como España, por ejemplo, los precios se han disparado hasta el punto de que unas vacaciones en Menorca o Mojácar pueden costar lo mismo que un viaje al Caribe. Según El País, el coste medio por pareja en Menorca alcanza los 2.726 euros, impulsado por la alta demanda internacional y el encarecimiento de los hoteles locales. Este fenómeno ha llevado a una caída del 17% en las reservas nacionales, mientras que el turismo internacional ha aumentado un 23%.

Nuevas prioridades: destinos económicos y menos concurridos

En 2025, los turistas están reevaluando no solo a dónde van, sino también cómo viajan. Según un informe conjunto de Expedia y Airbnb, los viajeros priorizan cada vez más destinos económicos, auténticos y con menor afluencia de gente, en parte como respuesta a los efectos persistentes de la inflación y el encarecimiento general del sector turístico 

La tendencia apunta a un deseo por descubrir “nuevas joyas escondidas”, alejadas del turismo de masas. Esto se traduce en un auge de pequeñas ciudades, entornos rurales y países que, como Marruecos, ofrecen una experiencia cultural intensa sin vaciar la cuenta bancaria. Las búsquedas de destinos como Tetuán, Chefchaouen o Essaouira han aumentado significativamente, tanto por su encanto como por sus precios accesibles en comparación con capitales europeas tradicionales.

Además, la flexibilidad en el trabajo remoto y el auge del llamado slow travel hacen que los turistas prefieran estadías más largas en lugares donde el costo de vida es menor. 

Por ejemplo, Marruecos ofrece buena infraestructura, alojamiento asequible y una gastronomía exquisita a precios bajos. En un escenario de inflación global, este tipo de destino no solo es deseable, sino también estratégico.

Tecnología y conectividad: la importancia de la eSIM

En un panorama marcado por la inflación, la tecnología se ha vuelto clave para viajar de forma más inteligente. Hoy, los viajeros cuentan con herramientas digitales que les permiten optimizar gastos, evitar imprevistos y diseñar itinerarios más eficientes. Entre todas, la tarjeta eSIM se ha consolidado como una de las favoritas: una solución práctica y económica para mantenerse conectado sin pagar tarifas de roaming exageradas.

Imagina que planeas una escapada de siete días a Marrakech. En lugar de buscar una SIM local o depender de Wi-Fi inestable, puedes adquirir una tarjeta eSIM para Marruecos antes de partir y activarla apenas aterrices. Pagas solo por los días que estarás en el país, y lo mejor es que puedes seguir usando tu número habitual. Así, mientras descubres los zocos de la ciudad o te aventuras a lugares cercanos como Ourika, Essaouira o incluso el desierto, estar conectado —ya sea para consultar mapas, traducir, o compartir historias— no será un problema.